Según la leyenda, este pastel fue inventado por una pastelería francesa —llamado Lasne— para ser consumido por los financieros sin ensuciarse las manos.
Los financiers fueron originalmente pequeños pasteles ovalados preparados por las Hermanas de la Orden de la Visitación. Los suizos adaptaron posteriormente la receta dándoles forma de lingote, y cambiando el nombre a financiers.
En realidad no se diferencian mucho de nuestras magdalenas, solo que llevan mantequilla en punto avellana (derretida en el fuego hasta que alcance un color tostado y añadida una vez templada a la masa) y con una cierta cantidad de almendra, yo he optado por hacer una versión como forma de lingote y otra con forma de muffin y con relleno de ganache de chocolate y praliné de pistacho.
También se pueden aromatizar con naranja o especias o añadir una cereza griottine como decoración.
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